Esta semana, además de Tony de Wisconsin, se ha incorporado también
a nuestro instituto Javier, Auxiliar de Conversación procedente (a
pesar de lo sorprendente del nombre) de Dublín, Irlanda
(precisamente el lugar al que nos vamos a ir de viaje).
Como siempre que se incorpora un Auxiliar, teníamos la presentación
de Powerpoint preparada, con fotos personales, familiares, de su
lugar de orígen... pero una vez más el guión ha saltado por los
aires.
Y es que precisamente por la enorme curiosidad que hay entre nuestros
alumnos por Irlanda (y por el conocimiento que ya tienen porque vemos
sus mitos, sus canciones, su literatura, su historia) y por el
entusiasmo que siempre se genera con la llegada de un Auxiliar de
Conversación al centro, a la primera de cambio han sido nuestros
alumnos quienes han empezado a asaetear de preguntas a nuestro nuevo
invitado.
Nosotros solemos bromear con los Auxiliares que se relajen con los
alumnos porque su novedad es tan refrescante para los alumnos que
tenerles en clase que es como la de una estrella del Rock:
experimentan unas estupendas bienvenidas.
Pero es que lo que ha ocurrido esta semana se ha parecido más a las
ruedas de prensa multitudinarias de las estrellas del fútbol o las
de la prensa o las estrellas de cualquier índole: todos los detalles
querían ser conocidos.
Javier ha sufrido una batería de preguntas indiscriminada que él ha
respondido en todo momento con enorme simpatía, humor y
tranquilidad. Se le veía en todo momento feliz y en su salsa.
Respondía incansablemente una tras otra y en todo momento disfrutaba
infatigable con el intercambio de información con los chicos, así
se conocían todos más rápidamente...
Luego hemos acabado muchas de las clases compartiendo secretos y
confidencias. Todo el mundo acababa escribiendo anónimamente
anécdotas propias que los alumnos sabían que sus compañeros
ignoraban y todas las barajábamos y leíamos una por una: todos los
alumnos intentaban especular de quién era y lo justificaban,
elaborando muy hábilmente sus suposiciones en lengua inglesa y luego
en el último momento el autor o autora lo confesaba y comprobábamos
si habíamos acetado o estábamos equivocados.
Digamos que hemos acertado y fallado al 50 %....salvo en el inglés,
que ha sido estupendo con esta actividad de bienvenida.
Damos de este modo la bienvenida a nuestro simpatiquísimo “irlandés
impasible” y continuaremos disfrutando de sus jornadas...
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