Una manera de convertir una actividad repetitiva como es el
aprendizaje de los verbos irregulares en algo más divertido es el
hacerlo a través del juego. Ese es el caso del juego del bingo de los verbos irregulares, pero también del juego que aquí nos ocupa
que es el que llamamos la carrera de los verbos irregulares.
Como todos los demás juegos, hace que se produzca una fijación con
saberselos correctamente y además el mismo juego sirve para hacer de
actividad de memorización.
El juego consiste en dividir a la clase en dos o más grupos y situar
frente a ellos dos o más listas de verbos irregulares, a ser
posibles escritas o proyectadas sobre la pizarra, en la que falta, en
cada línea, uno o más elementos (el infinitivo, o el pasado simple,
o el participio, o la traducción). Los jugadores de cada equipo
tienen que esperar en el fondo de la clase, con turnos debidamente
asignados, y cada uno deber esperar su turno.
Cuando llega su turno, el jugador debe ir corriendo hasta la pizarra,
completar la primera línea, y volver corriendo con su equipo, para
que pueda salir el siguiente jugador, completar la siguiente línea,
y volver para que salga el tercero.
Si cualquier jugador falla en su línea (por ejemplo el segundo en la
suya) entonces el siguiente corredor no puede empezar una nueva
línea, debe corregir primero la línea que no ha sido correctamente
escrita (en el ejemplo, si el segundo ha fallado la suya, el tercero
no podrá hacer la tercera línea, sino que sólo puede hacer la
segunda).
De este modo todos los corredores están interesados en repasar,
recordar y memorizar todas las líneas que ven, ya que no saben cual
de ellas es la que les va a corresponder rellenar al llegar a la
pizarra, dependen de que los competidores previos no se equivoquen,
con lo cual todos los alumnos están concentrados.
Gana, obviamente, el primer equipo en completar su lista de verbos
irregulares.
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