Hoy traemos aquí una actividad que no ha sido desarrollada por el
departamento de Inglés, sino por el de Filosofía, en concreto por
la profesora de Valores en las clases de 1º de ESO esta semana, pero que por su
validez queremos mencionar y contar con ella para futuras ocasiones
en el Aula de Inglés (probablemente la acabemos usando con otros
grupos en el presente curso).
La actividad busca fundamentalmente trabajar la comunicación, pero
también valores como el de la empatía y la comprensión, la
prudencia.
El juego consiste en disponer de los alumnos en grupos de 3
(ocasionalmente en grupos de 4) y que cada uno tenga un cargo:
director, mensajero y jefe de obra (si hubiera 4 uno puede ser el
espía, que vigila que otros grupos no hagan trampa).
En un extremo de la sala se colocan los directores, cuyo escritorio
nadie debe poder ver. En el otro lado de la sala, se colocan los
jefes de obra, cuyo escritorio tampoco nadie debe poder ver. A
continuación se distribuye a los directores un determinado tipo de
construcción hecho a base de formas pequeñas de lego. A los jefes
de obra, en el otro lado de la mesa, las fichas de lego, pero sin
ensamblar.
A continuación el director tiene que describir al mensajero, que no
puede ver la construcción, como esta hecha y como tiene que hacerla
el jefe de obra. El mensajero se desplazará hasta el fondo de la
sala y transmitirá las ordenes al jefe de obra, que debe realizar la
construcción a partir de las órdenes que les transmite el
mensajero, que son las que ha recibido del director.
Cuando un grupo ha terminado la construcción, da el alto y se para
el juego. Si las construcciones coinciden (la del director y la del
jefe de obra), el grupo ha ganado, pero si no coinciden el grupo debe
continuar de nuevo.
Es un juego que puede ser bastante complicado porque implica una
descripción muy precisa de la colocación de las piezas y de su
disposición, de la descripción de la pieza adecuada asi como el
modo correcto de ensamblarla respecto a las demás. Además requiere
un vocabulario amplio, precisión y exactitud, así como ponerse en
la piel tanto del jefe de obra, que necesitará instrucciones muy
acertadas (hay que ponerse en la piel de todas las variantes que se
le pueden ocurrir al jefe de obra) como en la del mensajero (que
necesitará instrucciones y frases claras). Igualmente el jefe de
obra necesita amplitud de mente para preguntarse las variantes y
dudas que se puedan plantear y confianza y seguridad para hacer las
preguntas precisas para que el director pueda aclarar.
Es ideal para que los alumnos entiendan los problemas de unos y
otros, para que descubran el difícil arte de dar instrucciones y
explicaciones claras y precisas, para que entiendan las
complicaciones de comunicación en una empresa, el valor y los
matices del valor explicativo y descriptivo y para que secuencien su
actividad con una gran capacidad lógica.
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