En el curso 2016/2017, al abordar el
estudio de la poesía en la Sección Bilingüe en 1º de la ESO se
nos plantearon inicialmente toda una serie de dudas ¿Cómo hacerlo
para que no fuera demasiado árido? ¿Cómo hacerlo para que fuera
accesible a los alumnos adolescentes? ¿Cómo no ser demasiado
academicistas?
Como amantes de la poesía, en este
caso en lengua inglesa, pero también en cualquier otro idioma, nos
preocupaba sentar un precedente que más que acercar a los alumnos a
la poesía en inglés, les alejara de manera definitiva.
Reflexionar sobre las razones por las
que no sólo nosotros, sino cualquier otra persona adora la poesía,
aunque sea un único poema, nos llevó a abordar el tema desde un
punto de vista arriesgado: acercarnos a ella de un modo afectivo.
Como es muy difícil que todos podamos
emocionarnos con la misma serie de poemas, se nos ocurrió que el
modo de acercanos fuera distinto: desde la empatía.
En lugar de traer al aula una serie de
poemas preferidos de una misma persona (su profesor, por ejemplo) se
nos ocurrió que quizá sería una mejor idea si cada vez traíamos
el poema favorito de una persona distinta.
Tuvimos que pedir a un montón de
personas (profesores, alumnos, familiares, amigos, colegas, etc.) que
cada uno nos sugiriera un poema distinto. Uno, el que fuera. Su
favorito. La única condición es que ese fuera uno de sus poemas
preferidos. Algo que le emocionara. Que sintiera. Que le conmoviera.
El resultado fue una serie de algunos
de los poemas más bonitos en lengua inglesa, pero seguía el
problema de como llevarlo al aula.
Para no abrumar, decidimos que cada vez
se llevaría un poema al aula. Dos, como mucho. Después, tras
leerlo, sin citar nunca el nombre de la persona que nos lo había
sugerido, dejabamos que los alumnos se hicieran preguntas en voz
alta. ¿De qué trata el poema? ¿Qué sucedía en él? ¿Por qué
alguien se había emocionado?
La respuesta fue sorprendente: no sólo
porque los alumnos entendían enseguida el mensaje del poema, sino
porque muchas veces sugerían una segunda, una tercera, una cuadruple
interpretación del poema. Y no hablemos ya cuando especulaban sobre
por qué alguien amaba ese poema. Las explicaciones eran de lo más
variopinto. Pero eso lo único que hacía era iluminarnos sobre la
riqueza de la obra, porque esa es una de las virtudes de las obras de
arte: que inspiran. Y que los sentimientos que inspiran pueden ser de
lo más variado, sorprendente, incluso opuesto.
Y la verdad es que la experiencia fue
iluminadora. Y así tan gratificante que desde entonces le hemos dado continuidad.
Por si alguien tiene curiosidad,
publicamos más abajo una lista de algunos de los poemas que se nos
sugirieron y que disfrutamos tantas mañanas de clase. Disculpas
también a los alumnos de Sección de 1º de este año porque por
razones de temporalización, aunque realizamos una actividad
parecida, no pudo ser tan extensa como la del año pasado. Pero que
no preocupen: se lo compensaremos.
Y Mil Gracias a todos aquellos (Alumnos/as, Profes, Conocidos, Familiares, etc.) : que sepan que con sus
sugerencias han contribuido a crear futuros amantes de la poesía.
Ahí van una serie de algunos de los poemas que leímos:
1. Song of Myself – by
Walt Whitman
2. The Road Not Taken –
by Robert Frost
3. Invictus by William
Ernest Henley
4. My Papa´s Waltz – by
Theodore Roethke
5. Sonnet 116 -by William
Shakespeare
6 The Giving Tree – by
Silverstein
7 Life is Fine – by
Langston Hughes
8 Mirror – by Sylvia
Plath
9. Jabberwocky – by
Lewis Carroll
10 Television – by Roald
Dahl
11 Still I Rise – by
Maya Angelou
12 This is just to say –
by William Carlos Williams
13 IF – by Rudyard
Kipling
14 Funeral Blues – by
W.H. Auden
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