Recientes experiencias en
el ámbito nacional han permitido a los alumnos comprender la
extensión de ese peligro, pero ya antes de eso estábamos trabajando
con ellos en el concepto del plagio porque este es muchas veces
anatema, no ya en el ámbito anglosajón, sino en todo el ámbito
europeo.
Hay una parte del plagio que ocurre de manera natural y bienintencionada: muchas veces los alumnos dudan de que su nivel de comprensión sea el adecuado, de estarse expresando con los términos adecuados y por eso si la fuente es fiable (un libro de texto, un artículo de un autor conocido, etc) prefieren repetir las palabras textuales. En ese sentido no hay ningún problema, la cuestión es que si un alumno está citando palabras que no son suyas, debe aprender a hacer referencia a la obra y al autor cuyas palabras está usando, como debemos hacer todos nosotros.
Más allá de la cita, hay
otra estrategia si no mejor y más avanzada (quizás lo es) en todo
caso complementaria: la reelaboración. Esta consiste en saber
reproducir los conceptos sin utilizar las palabras exactas, aunque si
la idea no es propia y alguien la ha formulado antes y se sabe,
siempre es bueno (mejor) hacer referencia a los pioneros.
Esta técnica de la
reelaboración y la referencia puede considerarse más avanzada si
tenemos en cuenta lo que implica: ser capaz de comprender
completamente un concepto o una idea, y ser capaz de expresarlo con
nuestras propias palabras. Sin duda, en el aspecto lingüístico,
implica un nivel mucho más avanzado.
En todo caso, en el
instituto, y en la medida en que detectamos los problemas de los
alumnos para entender el concepto o para esquivar sus peligros, hemos
trabajado estrategias en el aula: por un lado, para que entiendan los
peligros y el concepto del plagio, hemos mostrado momentos
embarazosos de personalidades públicas, así como las consecuencias
en forma de dimisiones y pérdida de cargos. Por otro lado, para
ayudarles a evitar esos peligros hemos realizado técnicas de
reescritura y de narración oral, por ejemplo, organizándolos por
parejas. dando a cada alumno un texto, obligándole a reelaborarlo y
a continuación facilitar a su compañero el contraste entre el
original y la reelaboración para que juzgue si su compañero ha
efectuado plagio o ha hecho una adecuada labor de reelaboración y
referencia.
Al fin y al cabo, ninguno
de nosotros está a salvo de incurrir en cualquier momento en plagio,
ya sea por descuido, por error o por negligencia. Pero precisamente
por eso merece la pena estar alerta, y precisamente debemos ayudar a
nuestros chicos.
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